El síndrome de colon irritable pertenece a un grupo de enfermedades funcionales. Se les denomina así porque no existe una causa orgánica clara que explique el problema: cuando se realizan estudios, no se encuentra daño estructural en el intestino, explica el médico internista Aldrin Aroche.

No es una condición que ponga en peligro la vida, el síndrome de intestino irritable (SII), es un trastorno que produce un sufrimiento y el paciente tiene un impacto negativo en la calidad de vida.

El diagnóstico es clínico, es decir, se establece principalmente con base en los síntomas, ya que no existe una prueba de laboratorio específica que lo confirme.

Aroche aclara que el criterio más importante es el dolor abdominal, que puede variar en intensidad y forma, pero debe estar presente durante al menos cuatro semanas. Este dolor puede acompañarse de cambios en el ritmo intestinal: diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos. Según esta variabilidad, se clasifican distintos subtipos dentro del mismo síndrome, lo que orienta el tratamiento.

Históricamente, el abordaje se centra en aliviar los síntomas, ya que no existe un medicamento que cure o revierta el trastorno. Se utilizan distintos grupos de fármacos según el caso: antidiarreicos, laxantes o analgésicos. Cuando un paciente presenta alternancia de diarrea y estreñimiento, se diseña un plan más individualizado.

El proceso requiere acompañamiento médico para dar seguimiento al tratamiento. Aunque se tenga el diagnóstico de colon irritable, no deben ignorarse los signos de alarma: dolor abdominal muy intenso, vómitos persistentes, sangre en las heces o pérdida de peso inexplicable. Ante cualquiera de estos síntomas, es fundamental acudir al médico para descartar otros padecimientos más graves.

Una encuesta en Estados Unidos halló que la dieta, salir a comer, realizar viajes largos o irse de vacaciones eran aspectos significativamente más problemáticos para quienes padecen este síndrome. Casi una cuarta parte había perdido compromisos sociales; el 11 % había faltado al trabajo; una de cada cuatro personas laboraba menos horas, y el 67 % se sentía menos productivo debido a los síntomas. El número promedio de días de ausentismo fue de 6.4. Para algunos, esta situación resulta deprimente.

Las investigaciones muestran que las personas con síndrome de colon irritable pierden tres veces más días laborables que las personas que no presentan síntomas intestinales.

Síntomas del colon irritable

A continuación, se presentan algunos de los síntomas descritos en la literatura médica. En ocasiones, también se ha relacionado con otras manifestaciones como dolor de espalda, dolores musculares, mareos, fatiga y fiebre, entre otros.

  • Heces duras o grumosas
  • Sensación de evacuación incompleta
  • Hinchazón abdominal
  • Presencia de moco en las heces
  • Heces sueltas y acuosas
  • Urgencia para evacuar
  • Indigestión
  • Náuseas
  • Saciedad precoz
  • Pérdida de apetito
  • Acidez
  • Vómitos

La Clínica Mayo también destaca que entre los factores de riesgo este síndrome afecta más en personas menores de 50 años, mujeres con estrógenos antes o después de la menopausia, así como en personas que tienen antecedentes familiares. Los genes pueden influir, al igual que los factores compartidos en el entorno familiar o la combinación de los genes y el entorno.

¿Qué hacer en casa?

No existe evidencia sólida que respalde el uso de suplementos naturales o “remedios milagrosos”. Se han estudiado algunas hierbas, como el aceite de menta o fórmulas chinas, pero los resultados son variables y poco concluyentes, dice Aroche.

El internista asegura que sí cuenta con respaldo científico los cambios en la alimentación. Es recomendable evitar el café, el alcohol y, en algunos casos, el gluten, incluso sin enfermedad celíaca diagnosticada. Lo mejor es seguir un plan nutricional personalizado para identificar qué alimentos empeoran los síntomas y retirarlos progresivamente.

Las dietas altas en fibra, frutas y verduras suelen beneficiar a la mayoría de los pacientes. También el ejercicio regular, especialmente actividades que involucren las piernas —como correr, andar en bicicleta o practicar yoga— ha demostrado mejorar los síntomas.

El componente psicológico también es clave. Existe evidencia del vínculo entre el cerebro y el intestino: el estrés o las cargas emocionales pueden empeorar el cuadro, en especial en mujeres. Por ello, terapias como la cognitivo-conductual, técnicas de relajación o la meditación pueden reducir la intensidad y frecuencia de las crisis.

Héctor Luna, cirujano gastrointestinal y endoscopista de Clínicas Punto 10, insiste en la importancia de aprender a manejar el estrés mediante técnicas de relajación, buen descanso, rutinas de sueño adecuadas y actividades que favorezcan la tranquilidad. En algunos casos, también puede considerarse el uso de medicamentos ansiolíticos.

Alimentación y prevención

En casa, la dieta es clave. Luna dice que se deben evitar alimentos que irriten o estimulen en exceso el colon, como:

  • Comidas muy picantes
  • Frituras
  • Comida chatarra
  • Preparaciones muy condimentadas
  • Alimentos difíciles de digerir

El alcohol y el tabaco son enemigos directos del colon irritable y deben evitarse.

La Asociación Mundial de Gastroenterología también señala que, aunque algunos pacientes recurren a suplementos de fibra o laxantes a granel, lo ideal es obtener la fibra a través de los alimentos.

Es recomendable tener en la alacena especias como comino y orégano, así como infusiones digestivas como té de manzanilla o pericón.

Otro aspecto fundamental es el consumo de agua: se recomienda un mínimo de tres litros diarios en adultos. Asimismo, se debe garantizar una cantidad adecuada de grasas saludables, como las presentes en el aceite de maíz, canola y aguacate.

En conclusión, el manejo del síndrome de colon irritable requiere un enfoque integral: alimentación adecuada, ejercicio, control del estrés y hábitos de vida saludables. La ansiedad y el estrés son factores centrales que agravan la enfermedad, por lo que aprender a cuidarse es esencial, concluye Luna.

(PL)

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