La ciencia de la nutrición avanza hacia un entendimiento más complejo de la dieta, donde no solo importa “qué” y “cuánto” comemos, sino también “cuándo” lo hacemos.
Investigaciones recientes centradas en la crononutrición, retomadas por Infobae, —la intersección entre los horarios de alimentación, el reloj biológico y la salud— sugieren que el momento del día en que se consume el primer alimento podría tener implicaciones significativas para la longevidad y el bienestar, especialmente durante la adultez mayor.
El estudio: Un vínculo entre el horario del desayuno y la longevidad
Una investigación relevante, publicada en la revista Nature, analizó la relación entre el horario del desayuno y la tasa de mortalidad en adultos mayores. El estudio dio seguimiento longitudinal a alrededor de 3,000 personas residentes en el Reino Unido durante un período que abarcó de 1983 a 2017.
Los hallazgos principales indican que los participantes que acostumbraban a desayunar más tarde experimentaron una supervivencia ligeramente menor a diez años en comparación con aquellos que realizaban esta comida más temprano.
En términos específicos, la supervivencia a una década fue del 89.5% para el grupo que desayunaba temprano, mientras que fue del 86.7% para el grupo que desayunaba tarde. Un dato que llamó la atención de los investigadores fue que una diferencia promedio de poco más de 30 minutos entre un desayuno temprano y uno tardío pareció estar asociada con esta variación en los resultados de longevidad.
La ciencia detrás del reloj biológico: ¿Por qué importa el horario?
La explicación de estos hallazgos se encuentra en el funcionamiento del ritmo circadiano, el reloj interno del cuerpo que regula procesos fisiológicos clave en un ciclo de aproximadamente 24 horas.
- Sincronización con el metabolismo: El horario de las comidas actúa como una potente señal para sincronizar este reloj biológico. Se sostiene que desayunar temprano ayuda a “reiniciar” y mantener la sincronía de los ritmos circadianos, lo que es fundamental para un metabolismo óptimo, el estado de ánimo y el bienestar general.
- Consecuencias del desajuste: Cuando se retrasa el desayuno o se come en horarios desalineados con los ciclos naturales de luz y oscuridad, se puede producir un desajuste circadiano. Este desfase se ha vinculado con alteraciones en parámetros metabólicos relacionados con el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades.
Crononutrición y riesgo de enfermedades crónicas
La disciplina de la crononutrición ha observado que comer en horarios tardíos puede tener efectos concretos en la salud metabólica. Por ejemplo, se ha asociado con un Índice de Masa Corporal (IMC) más elevado.
Cuando el consumo calórico se desplaza consistentemente hacia la noche o la mañana avanzada, puede provocar desequilibrios en los niveles de glucosa en sangre y otros marcadores metabólicos. Estas alteraciones incrementan el riesgo de desarrollar afecciones crónicas como la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Tendencias en la vejez y la importancia de la rutina
El estudio también identificó una tendencia natural en el envejecimiento: a medida que las personas avanzan en edad, suelen retrasar progresivamente el horario tanto del desayuno como de la cena. Este cambio puede atribuirse a modificaciones en la movilidad, hábitos sociales, preferencias personales, y puede verse acentuado por una menor actividad física y una vida social reducida.
Este desplazamiento involuntario de los horarios de comida puede, sin embargo, contribuir a una mayor alteración de los ritmos circadianos, creando un ciclo que podría afectar la salud metabólica y mental en la última etapa de la vida.
Frente a estos hallazgos, la comunidad científica subraya la necesidad de continuar investigando la distribución ideal de las comidas a lo largo del día. La evidencia actual pone de relieve la importancia de considerar la sincronización de la alimentación con el reloj biológico, abogando por un desayuno temprano como un factor potencialmente relevante para favorecer un envejecimiento más saludable y una mejor calidad de vida en la población adulta mayor


